Nuestra vida está llena de citas, de compromisos que a veces son ineludibles. Tenemos nuestra agenda llena de fechas que recordar y otras para no olvidar. Estamos dentro de una secuencia de eventos que configuran nuestra rutina diaria. En la mayoría de los casos los llevamos a cabo, pudiendo dar prioridad a aquellos que nos parecen más importantes y pudiendo disfrutar de esa oportunidad que la vida nos brinda: la libre elección. Es verdad, que muchas veces las circunstancias condicionan nuestra toma de decisiones. Sin embargo, nunca anulan nuestra libertad.
El encuentro irrenunciable, al cual todos acudiremos más tarde o más temprano será nuestra última cita. La única que no estará programada, pero a la cual no faltaremos. Esta reflexión no es muy atractiva. A nadie nos gusta pensar en ello, pero trivializar sobre este hecho puede ser una manera de asumir que es la consecuencia de tener una vida aquí y ahora. Por ello, debemos disfrutar de cada momento, de cada encuentro, de cada cita que anotamos en nuestra agenda. De todas las experiencias que vivimos cada día y sentir la gratitud de poder hacerlo.
Amanece cada día 
Es duro pensar que esa es la última cita como bien dices. Muy ingenioso
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