Siempre me ha interesado la idea de que existen personas que vampirizan nuestra energía, las cuales nos agotan en la relación con ellas, dejándonos deprimidos y sin recursos.
Recientemente he leído un artículo en la prensa titulado «Compañeros tóxicos para nuestra salud». Sugiero su lectura porque, sin ser conscientes de ello, estamos inmersos en un mundo donde nuestra salud no depende únicamente de nuestra genética y hábitos de vida sino, en gran medida, de las circunstancias que nos rodean y de las interacciones que tenemos con otras personas con las que nos relacionamos.
Las relaciones tóxicas nos generan ansiedad y estrés influyendo en nuestro estado de salud hasta el punto de ser causa de muchas enfermedades y bajas laborales. Son tóxicas porque se escapan de nuestro control, son imprevisibles y desestabilizan nuestro equilibrio emocional. Nos pillan desprevenidos sin un escudo protector contra su arma arrojadiza. Son personas egocéntricas y manipuladoras que buscan nuestro desgaste y se nutren de nuestra energía. Generalmente están carentes de empatía y son autoritarias en sus manifestaciones generando agresividad e irritabilidad; nos llevan fácilmente a su terreno.
Psicólogos expertos en este artículo dan algunas recomendaciones de como abordar la relación con estas personas. Personalmente pienso que el primer paso es estar alerta para identificar a aquellos compañeros, amigos o familiares tóxicos, evitando así ser víctima de su toxicidad. Es importante desarrollar estrategias que nos ayuden a contrarrestar su autoritarismo y negatividad. No podemos permitirnos perder el control. Nos vencen por el agotamiento y la manipulación y poco a poco minan nuestra autoestima, culpabilizándonos y señalándonos con su dedo acusador.
Suelen tener un perfil determinado y conocerlo nos puede ayudar a lidiar la batalla, para la que no estamos preparados. No suelen están satisfechas con nada ni con nadie, salvo con ellas mismas. Son desconcertantes en la forma en la que se relacionan con nosotros y nunca sabemos como van a reaccionar. Tienden a la descalificación y no les lleva tiempo mentir si con ello consiguen manipularnos o manipular la circunstancia. Las discusiones las suelen llevar al terreno emocional o personal consiguiendo el desequilibrio del contrario.
Son, en definitiva, la causa de nuestra incomodidad, inestabilidad y estrés emocional allí donde están presentes. Son esos compañeros de viaje que nunca eligiríamos y que preferiríamos no tener cerca. Sin embargo, están en nuestras vidas y debemos tener relación con ellos, sabiendo que el poder reside en nosotros y nunca deben ser la causa de nuestras potenciales enfermedades. ¡Hay que debilitar su acción y ser felices a pesar de ellos!.