Con este vídeo quiero ilustrar uno de los mayores pecados capitales de la humanidad:
Moraleja: La avaricia rompe el saco
Sí, la avaricia rompe el saco y generalmente las personas que la sufren no son conscientes de ello. Es el deseo de tener más y más sin importar las consecuencias o los medios para conseguirlo. Es un impulso que rompe las barreras de la dignidad y la honestidad.
Los niños si no son educados en unos principios de igualdad y generosidad pueden fácilmente ser insaciables. Desde muy pequeños deben tener unos límites bien definidos y no obtener todo aquello que quieren y desean porque pronto estarán insatisfechos y seguirán pidiendo. Otro gran error es querer suplantar la falta de atención y dedicación con cosas materiales, dándoles todos los caprichos para que así puedan estar contentos y no perciban las carencias afectivas. Poco a poco se convertirán en tiránicos avaros que crecerán con el sentimiento de querer adueñarse de todo aquello que ven y les apetece.
Por ello, es muy importante educarles en en la solidaridad y el esfuerzo para conseguir las cosas; en que valoren todo aquello que tienen y reciben gratuitamente. Los niños son moldeables e influenciables. Si realmente se quiere que crezcan con esos valores habrá que practicarlo con ellos con constancia y consecuentemente. Habrá que ayudarles a que desarrollen el espíritu crítico para que puedan ser dueños de sus propias acciones. Tendrán que ver en sus adultos los modelos que queremos inculcar.
La avaricia tiene sus raíces en la infancia y cuando esos niños llegan a adultos serán individuos sin ninguna empatía, egoístas y sin escrúpulos para conseguir sus objetivos. Es una gran responsabilidad la del educador y la del conjunto de la sociedad.
By Lola Velasco