Tristeza que anidas en el fondo
del alma herida,
que destruyes suavemente
el valor de la autoestima.
Tristeza que surges
de la melancolía
de un pasado lejano
que ya no tiene valía.
Que resurges fuerte y erguida
cuando la esperanza escapa
dejando tus manos vacías.
Decepción e incomprensión
llaman a tu puerta un día,
porque no hay daño mayor
que la pérdida de guía
en el caminar errante que busca
felicidad desde la noche al día.