Cuando era niña aprendí que dos y dos son cuatro ,
pero no siempre es así.
Mi experiencia me enseñó
que lo que parece obvio en el saber popular
es siempre más complejo en la vida real.
No todos somos iguales, aunque merezcamos serlo.
No todos logramos metas, aunque siempre lo intentemos.
Algunos han aprendido que no es difícil triunfar
si se sabe dar una imagen que convenga a los demás.
Ser un producto de otros parece una buena empresa,
pero no siempre funciona porque en la falsa apariencia
no existe genio ni esencia.
Ser capaces de aceptar nuestras limitaciones
requiere la valentía de conocer los errores.
Es por ello necesario que cada uno sepamos
que siendo nosotros mismos
es la única manera de ser siempre genuinos.
Sin falsear la verdad,
sin máscaras, sin disfraces,
ni tintes de hipocresía,
aprendamos de la experiencia
matemáticas de la vida.
By Lola Velasco
Enseñando aprendí