La bondad es la inclinación natural al bien. Es una cualidad  inherente en el ser humano que hace que anteponga el bien ajeno al propio. Es un estado interior que permite al individuo manifestarse de manera solidaria e  indulgente. Por desgracia no todas las personas son bondadosas y algunas nunca han experimentado la influencia de alguien bondadoso en sus vidas. Estas personas siempre dejan una huella, un halo de dulzura y afabilidad allá donde van. Nos muestran la vida con benevolencia, cortesía y generosidad y nos ayudan con su actitud y apoyo a enfrentarnos a las dificultades que surgen en el camino.

¿Qué se entiende por una persona bondadosa? Actualmente se habla de empatía para referirnos a la cualidad que nos permite ponernos en el lugar del otro y ser capaces de comprender y entender sus actitudes, sus acciones y sus sentimientos. Yo diría que la empatía es la comprensión activa para un buen entendimiento, pero la bondad llega más lejos. Allí donde establecemos una conexión con el sentimiento más profundo de comprensión y amor hacia el prójimo. Nos hace capaces de atenuar nuestros principios más firmes  para acoger con benevolencia las cualidades o actitudes de los demás; aunque éstas resulten muy distintas a las nuestras, permitiéndonos ver el interior de cada persona sin juicios ni prejuicios

La bondad nos abre las puertas del amor universal, de la aceptación, de la tolerancia. Nos permite acercarnos más a nuestro Ser Superior. Ser bondadoso no es ser débil o pusilánime. Es una elección de amor al prójimo en el camino,  renunciando a nuestro ego, cediendo algo de nosotros mismos para identificarnos con un sentimiento de bienestar espiritual. Es una actitud solidaria con las causas más íntimas del ser que nos hace anteponer el bien ajeno al nuestro. 

  » Pongámonos las gafas de la bondad a la hora de mirar a los que nos rodean»

      Lola Velasco

El perdón (ver)