
El resentimiento es un fuerza corrosiva que ennegrece el alma. Es un sentimiento que se apodera de la objetividad del pensamiento y nos impide ser felices porque captura nuestra vitalidad para poder sobrevivir a costa de nuestra alegría. Manipula nuestra percepción de la realidad, rememorando con rabia entristecida los acontecimientos que fueron el origen de nuestra emoción. Los colores se vuelven grises y opacos y nos impiden olvidar el desagravio, y por tanto perdonar trayendo a la superficie lo peor de nosotros mismos.
Nunca seremos felices si no conseguimos desprendernos de aquellos pensamientos y emociones que nos impiden olvidar y perdonar. El perdón nos libera de toda atadura y nos da nuevas oportunidades de sanación. Nos proporciona paz, aunque no sea tan sencillo. Hay que olvidar para perdonar o como diría el refrán: «echar pelillos a la mar».
Mientras que exista en nosotros rencor no hay verdadero perdón.
By Lola Velasco Vélez